Siempre se ha dicho que el rey de la selva es el león y consecuentemente deberíamos decir que la reina de la selva es la leona. Más peligrosa si cabe que el propio macho de la especie, puesto que son mucho más ágiles, rápidas y flexibles. Y además resultan mucho menos visibles para sus presas, a las que se acerca sigilosamente y, cuando considera que están a la distancia apropiada, ataca con una veloz carrera.
Esas cualidades que la hacen una gran cazadora también la convierten en una temible presa cuando va a ser cazada, su captura resulta difícil y peligrosa.